La papilla de sandía es una forma muy fresca y sencilla de introducir esta fruta en la alimentación complementaria, sobre todo cuando aprieta el calor. Eso sí, como tiene mucha agua y casi nada de fibra soluble, no tiene la textura ideal por sí sola para los más pequeños. Por eso, en esta receta usamos también plátano, que le da consistencia y, además, equilibra el sabor con un toque dulce y cremoso.
Esta papilla combina dos frutas que, aunque muy distintas, se complementan bien desde el punto de vista nutricional. La sandía, con su altísimo contenido en agua (más del 90 %), ayuda a mantener una correcta hidratación, especialmente importante en los meses de verano y en bebés que aún no beben mucha agua de forma directa. Además, contiene vitamina C, que no solo refuerza el sistema inmunológico sino que mejora la absorción del hierro presente en otros alimentos.
El plátano, por su parte, es una fruta muy fácil de digerir y una de las más bien toleradas al comenzar la alimentación complementaria. Aporta fibra soluble, que favorece el tránsito intestinal y puede ayudar a prevenir el estreñimiento, algo común en los primeros meses de AC. También es una buena fuente de potasio, que es esencial para el desarrollo muscular y el equilibrio de líquidos en el cuerpo del bebé, y de vitamina B6, que interviene en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.
Receta de papilla de sandía y plátano
Ingredientes
- 80 g de sandía sin pepitas (equivale aprox. a 1 taza)
- 50 g de plátano maduro (medio plátano pequeño)
- Unas gotas de zumo de limón (opcional, para evitar la oxidación)
Cómo hacer puré de sandía y plátano para bebés a partir de 6 meses
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Retiramos las pepitas y la corteza de la sandía si no usamos una variedad sin semillas, y cortamos la pulpa en dados.
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Pelamos el plátano y lo troceamos.
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Trituramos ambos ingredientes juntos con batidora hasta que quede una papilla suave y sin grumos.
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Si queremos una textura algo más espesa, podemos añadir un poco más de plátano o guardar la papilla en la nevera un rato para que coja cuerpo.
Consejos para preparar y ofrecer esta papilla de sandía
Aunque es una receta muy fácil, hay varios detalles que conviene tener en cuenta para adaptarla mejor al bebé:
- Textura adecuada: La sandía tiene una pulpa muy líquida, por eso el plátano no solo mejora el sabor sino que también le da cuerpo. Si ves que sigue quedando demasiado líquida, puedes añadir una cucharada de avena cocida o de cereales sin azúcares.
- Temperatura: Al ser una fruta de verano, la tentación es servirla fría, pero para los más pequeños es mejor dejarla a temperatura ambiente para evitar molestias digestivas.
- Conservación: Esta papilla no aguanta bien de un día para otro. Si te sobra, guárdala en la nevera tapada y consúmela en menos de 12 horas. No es recomendable congelarla, ya que la sandía suelta mucho líquido al descongelarse.
- Ofrecerla con cuchara o en vaso: Si tu peque ya ha empezado con las texturas más líquidas, esta papilla puede servirse también como un mini batido en vasito o con cuchara, según su habilidad.

Una opción rápida y muy refrescante para introducir fruta de verano es esta papilla de sandía con plátano, perfecta para bebés desde los 6 meses.





































