Las uvas mágicas
Hace unos días, todos nos comíamos las uvas al son de las doce campanadas de fin de año. Pero una vez pasada la Nochevieja, es importante no olvidarnos de esta fruta en la que se aprovecha todo. Así que, ya sabéis, para merendar o después de comer, poner unas uvitas a vuestros hijos (os tocará pelarlas si son muy pequeños), y de paso comeros vosotras unas cuantas, ¡porque las uvas son mágicas!
Para aprovechar sus virtudes es necesario tomar la uva con su piel y pepitas. En la piel se encuentran diferentes sustancias antioxidantes, como las flavonas que protegen a los vasos sanguíneos, previenen la arteriosclerosis y estimulan el sistema inmunitario.
Otra sustancia que contiene la uva es el resveratrol que se ha mostrado eficaz para prevenir el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Recientemente, un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard ha demostrado que el resveratrol, que abunda en la piel de la uva negra, es capaz de estimular, las sirtuinas, unas enzimas celulares que retrasan el envejecimiento y que podrían prevenir enfermedades geriátricas como el Alzheimer.
La uva de mesa contiene agua en un 80% y azucares (glucosa y fructosa) en un 18%. Estos azucares se absorben rápidamente, proporcionando energía rápida e inmediata. Se puede decir que la uva es un excelente recuperador energético, que deportistas, niños y jóvenes pueden y deben utilizar. Sin embargo, por su alto contenido en azucares no es aconsejable para los diabéticos.
Los principales minerales que encontramos en la uva son el potasio y el hierro (0,50 mg por 100 gr) y en menor medida magnesio, selenio y cinc. Entre las vitaminas destacan la B1, B6 y C.