
Recetas con Queso Feta
Las recetas con queso feta están ganando cada vez más protagonismo en la cocina diaria por su sabor intenso y su versatilidad. Este queso griego de textura firme y ligeramente salado se puede usar en platos fríos o calientes, y queda genial tanto en ensaladas como en pastas, hojaldres o verduras al horno. Aquí te mostramos ideas fáciles y variadas para que puedas disfrutar del queso feta más a menudo, con combinaciones que te sorprenderán y que puedes adaptar a cualquier época del año.
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Todo sobre el queso feta
¿Qué es exactamente el queso feta?
El queso feta es un queso blanco y salado originario de Grecia, elaborado tradicionalmente con leche de oveja o una mezcla de oveja y cabra. Tiene una textura firme pero quebradiza y se conserva en salmuera, lo que le da su sabor característico.
¿Puedo usar queso feta en platos calientes?
Sí. Aunque suele verse en ensaladas, el feta es perfecto para hornear, gratinar o incluso dorar en sartén. No se funde como otros quesos, pero se ablanda y gana cremosidad, lo que lo hace ideal para pastas, verduras al horno o tartas saladas.
¿Cómo se conserva el queso feta una vez abierto?
Lo mejor es guardarlo en su propio líquido (salmuera). Si no tiene, puedes prepararla tú: mezcla 1 cucharadita de sal en un vaso de agua y conserva el feta sumergido en un táper cerrado. También puedes envolverlo en papel de cocina húmedo, pero dura menos tiempo.
¿Es el queso feta saludable?
Sí, con moderación. Aporta proteínas de calidad, calcio y probióticos. Además, suele tener menos grasa que otros quesos curados. Eso sí, es salado, así que conviene tenerlo en cuenta si controlas la ingesta de sodio.
¿Puedo congelar el queso feta?
Se puede, pero no es lo ideal. Al descongelarse, pierde parte de su textura original y queda más desmenuzable. Si lo vas a usar en platos cocinados (como una quiche o unas verduras al horno), puedes congelarlo sin problema.
¿Es lo mismo queso feta que queso blanco para ensalada?
No. El queso blanco que se vende como “para ensalada” muchas veces es de vaca, más neutro y menos salado. Puede parecerse en apariencia, pero no tiene el mismo sabor ni la misma textura del feta auténtico griego
Consejos para cocinar con queso feta
Aunque es un queso sencillo, el feta da mucho juego en la cocina. Aquí tienes algunos consejos prácticos para sacarle todo el partido:
Cómo elegirlo y conservarlo
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Elige feta auténtico: el verdadero queso feta está hecho con leche de oveja (o mezcla con cabra) y tiene Denominación de Origen en Grecia.
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Guárdalo en su líquido: si viene en salmuera, mantenlo ahí para que no se seque. Si lo compras en bloque sin líquido, guárdalo en un táper con un poco de agua con sal.
Cómo usarlo en platos fríos y calientes
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En ensaladas: desmenúzalo directamente sobre tomates, sandía, pepino o espinacas. Combina muy bien con frutas frescas y hierbas como la menta o el orégano.
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Al horno o a la plancha: puedes asarlo entero con tomates cherry y aceite de oliva (tipo baked feta), o dorarlo en sartén hasta que quede crujiente por fuera.
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En pastas y arroces: añade el feta desmenuzado justo al final, para que se funda ligeramente pero conserve su forma y sabor.
Combinaciones que nunca fallan
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Con miel y frutos secos: ideal como aperitivo, puedes mezclar feta al horno con un poco de miel, nueces o pistachos.
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Con masas: úsalo como relleno de empanadas, hojaldres o tartas saladas tipo spanakopita.
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Con legumbres: acompaña lentejas o garbanzos con feta y un aliño sencillo de limón y aceite. Le da frescura y un punto salado muy equilibrado.
Beneficios del queso feta
Además de su sabor característico, el feta tiene propiedades nutricionales interesantes:
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Menos grasa que otros quesos curados: al estar hecho con leche de oveja o cabra, suele ser más fácil de digerir y contiene menos grasa saturada que quesos más curados.
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Buena fuente de calcio y proteínas: ideal para mantener los huesos fuertes y favorecer la saciedad.
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Aporta probióticos naturales: si es artesanal y no pasteurizado, puede ayudar a mantener una flora intestinal saludable.
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Alto contenido en sodio: es salado de por sí, así que suele evitar que tengamos que añadir más sal al plato.
Con estas ideas y recetas con queso feta, puedes transformar platos básicos en opciones sabrosas y equilibradas en muy poco tiempo























