El brócoli para bebés suele ser uno de esos ingredientes que generan amor u odio desde el primer intento. Hay peques que lo cogen con curiosidad, lo chupan, lo aplastan y acaban comiéndoselo. Y luego están los que lo miran como si les hubiésemos puesto algo radiactivo en el plato. Totalmente normal, por cierto.
Su forma de mini árbol, su color intenso y ese olor tan particular al cocerlo hacen que el brócoli no pase desapercibido. Pero lo que también es cierto es que es uno de los vegetales más recomendables para incluir desde el inicio de la alimentación complementaria: es suave si se cuece bien, se agarra fácil con la mano y está lleno de cosas buenas para su desarrollo. Vamos a ver cómo y cuándo ofrecerlo según la edad, qué tener en cuenta y cómo hacer que lo acepten sin dramas.
¿Cuándo se puede dar brócoli a un bebé?
El brócoli se puede ofrecer a partir de los 6 meses, justo cuando el bebé empieza con la alimentación complementaria, siempre que ya esté preparado para empezar a comer sólidos. Es decir, que se mantenga sentado con apoyo, haya perdido el reflejo de extrusión y muestre interés por la comida.
Lo ideal es empezar con brócoli cocido al vapor, ya que así mantiene mejor sus nutrientes y queda con una textura blandita, pero lo bastante firme como para que el bebé lo agarre con la mano sin que se deshaga por completo. Si preferimos hacerlo hervido, no pasa nada, pero es mejor no pasarnos con el tiempo para que no quede demasiado aguado ni con olor fuerte.
Se puede ofrecer tanto en puré como en trozos grandes (formato BLW), pero en cualquier caso hay que asegurarse de que esté bien cocido y sin sal ni condimentos. Aunque el sabor del brócoli es más fuerte que el de otras verduras, muchos bebés lo aceptan bien desde el principio si se les ofrece sin presión y de forma natural.
Cómo ofrecer brócoli al bebé según su edad
De 6 a 8 meses
En esta etapa inicial, lo más práctico es ofrecer ramilletes grandes de brócoli cocido al vapor, lo bastante blandos como para que se puedan aplastar fácilmente entre los dedos, pero que mantengan su forma. El tronco sirve como “mango” natural para que el bebé lo agarre con la mano, y la parte superior se va deshaciendo en la boca sin necesidad de masticar demasiado.
También se puede triturar y servir como puré de brócoli, solo o mezclado con otras verduras suaves como patata, calabacín o boniato. Es una buena opción si estamos combinando BLW con alimentación con cuchara, o si el peque prefiere texturas más suaves.
De 9 a 12 meses
Aquí ya podemos empezar a ofrecer ramilletes más pequeños o incluso trocitos desmenuzados mezclados con arroz, pasta pequeña, lentejas o dentro de tortillas y croquetas blanditas. Muchos bebés ya han mejorado su coordinación y el agarre en pinza, así que podrán coger pedacitos con los dedos e ir desarrollando más autonomía.
Si seguimos ofreciendo el brócoli entero, conviene vigilar bien que siga estando muy tierno, sobre todo la parte del tallo, que a veces queda más dura si no se cuece lo suficiente.
A partir de los 12 meses
A esta edad podemos introducir preparaciones más variadas: salteado en sartén con otras verduras, en revueltos, gratinado al horno, o dentro de una bechamel suave. El brócoli cocido y bien picado también se puede mezclar con arroz, couscous, pasta o incluso con un poco de pescado desmenuzado para hacer platos completos.
Algunos niños empiezan a rechazar el brócoli a esta edad por el sabor o la textura, así que es buen momento para jugar con distintas formas de prepararlo sin forzar. A veces basta con cambiar la presentación para que vuelva a aceptarlo.
¿El brócoli es peligroso o puede provocar alergia?
El brócoli no está entre los alimentos que más alergias provocan, y en general se considera seguro para ofrecer desde el inicio de la alimentación complementaria. Dicho esto, como con cualquier alimento nuevo, conviene introducirlo solo (sin mezclar con otros nuevos) y observar cómo reacciona el bebé durante las siguientes horas.
El mayor problema que suele dar el brócoli no es una reacción alérgica, sino que a algunos bebés les puede provocar gases o molestias digestivas si comen mucha cantidad o si aún no tienen el sistema digestivo del todo maduro. Si notas que le sienta regular, puedes ofrecer menos cantidad o combinarlo con otras verduras más suaves.
Otro tema importante es el peligro de atragantamiento, que no es muy alto si el brócoli está bien cocido, pero puede aumentar si se ofrece crudo o semicrudo. El tallo, sobre todo, puede quedar duro si no se cuece lo suficiente, así que hay que asegurarse de que toda la pieza esté bien blandita antes de dársela al bebé. También es importante ofrecer piezas adecuadas para su edad y estar siempre al alcance durante las comidas.
Beneficios del brócoli para bebés y niños
El brócoli es una de esas verduras que conviene tener en el menú desde el principio porque está cargado de nutrientes clave para el crecimiento y el desarrollo. Aunque no siempre sea el favorito de los peques, merece la pena insistir (sin forzar) por todo lo que aporta.
Para empezar, es muy rico en vitamina C, que ayuda al sistema inmunitario y mejora la absorción del hierro de otros alimentos, algo especialmente útil si combinamos el brócoli con legumbres o cereales integrales. También contiene ácido fólico, esencial para el desarrollo celular y neurológico.
Otro punto fuerte del brócoli es su contenido en fibra, que favorece el tránsito intestinal y ayuda a evitar el estreñimiento, algo bastante común durante la introducción de sólidos. Además, aporta calcio vegetal, potasio y antioxidantes como la luteína, que protege la vista.
Y aunque no lo parezca, el brócoli también tiene un pequeño aporte de proteína vegetal, que siempre suma cuando estamos variando la alimentación más allá de la leche. Todo esto con un contenido muy bajo en calorías, lo que lo convierte en una verdura densa en nutrientes, ideal para los primeros años de vida.
¿Se pueden dar batidos o cremas de brócoli a los bebés?
Sí, el brócoli se puede ofrecer en forma de cremas o purés desde los 6 meses, y de hecho es una de las formas más habituales de introducirlo al principio. Su textura queda muy suave al triturarlo, sobre todo si lo combinamos con patata, calabacín o boniato, que ayudan a suavizar su sabor fuerte.
Lo que hay que tener en cuenta es con qué lo mezclamos. Si vamos a preparar una crema de brócoli, es importante evitar ingredientes como quesitos, nata o leche de vaca hasta después del primer año. En su lugar, podemos usar el agua de cocción, un poco de leche materna o leche de fórmula para ajustar la textura si hace falta.
¿Y los batidos? En bebés pequeños no son recomendables, sobre todo si van con leche vegetal o frutas en crudo. Pero a partir de los 12 meses, si el peque ya toma batidos caseros, se puede añadir un poco de brócoli cocido en mezclas suaves con manzana o plátano, aunque sigue siendo mejor ofrecerlo como comida que como bebida.
Consejos para introducir el brócoli sin rechazo
A algunos bebés les encanta desde el primer día, pero otros necesitan tiempo (y varios intentos) para aceptarlo. Aquí tienes algunos trucos para que el brócoli no se quede en el borde del plato.
1. Cuécelo justo lo necesario.
Si lo dejas demasiado tiempo, el brócoli huele más fuerte y se vuelve pastoso. Si lo cueces poco, puede quedar duro y difícil de manejar. El punto justo es cuando puedes aplastarlo fácilmente con los dedos, pero sigue manteniendo su forma.
2. Aprovecha el agarre natural.
Los ramilletes de brócoli son perfectos para que el bebé los coja con la mano. El tronquito hace de “mango”, así que puedes dejarlo más largo a propósito si estás haciendo BLW.
3. Mézclalo con sabores suaves.
El brócoli combina bien con patata, boniato, arroz, huevo cocido o legumbres suaves. Si lo rechaza solo, prueba a ofrecerlo en tortilla, croquetas blandas o revueltos.
4. Prueba a hornearlo.
Un toque de horno le cambia completamente la textura y el sabor. A partir de los 12 meses, puedes mezclarlo con un poco de pan rallado y aceite y hornearlo hasta que esté dorado. A muchos peques les gusta más así que cocido.
5. Repite sin forzar.
Es normal que no le guste a la primera. A veces hay que ofrecer un alimento 10 o 15 veces (o más) para que lo acepten. Lo importante es que lo vea con naturalidad, sin presión.