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La milanesa de pollo es de esas comidas que te acompañan toda la vida. Yo, que soy argentina, la tengo tan asumida que casi ni pienso en ella, pero siempre está ahí: en la mesa de los domingos, en el bocadillo del cole o en la cena improvisada después de un día largo. Aquí en casa suelo hacer una buena tanda y congelar unas cuantas, porque siempre vienen bien para una cena rápida.
Aunque se parece al pollo empanado que se hace en España, la verdad es que la milanesa tiene su propio carácter. El empanado español suele ser más simple, sin adobos ni hierbas, mientras que la milanesa de pollo lleva su toque de ajo, perejil y, a veces, un chorrito de limón que la hace más sabrosa. Y si te suena el schnitzel austríaco, pues sí, son primos lejanos: el schnitzel se hace más fino y con mantequilla, mientras que la milanesa se fríe en aceite.
A mí me gusta servirla con un buen puré de patatas o una ensalada fresca, pero eso ya va a gustos. En cualquier caso, es una receta que no falla, que gusta a todos y que tiene ese sabor de hogar que tanto echas de menos cuando estás lejos.
Receta de milanesa de pollo
Ingredientes
- 2 pechugas de pollo grandes
- 3 huevos
- 2 dientes de ajo
- Un puñado de perejil fresco
- Sal al gusto
- Pimienta negra molida
- 200 g de pan rallado
- Aceite de oliva suave (para freír)
- Opcional: un chorrito de limón y un poco de queso rallado para el rebozado
Cómo hacer milanesas de pollo
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Corta las 2 pechugas de pollo en filetes de más o menos medio centímetro. Si te quedan algo gruesos, puedes golpear suavemente con un mazo o con la base de un vaso para que se aplanen. Así se cocinarán de forma uniforme y quedarán más tiernos.
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En un bol grande, bate los 3 huevos con un poco de sal, pimienta y los 2 dientes de ajo picados muy finos. Añade también un buen puñado de perejil fresco picado y, si te gusta, un chorrito de limón.
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Mete los filetes de pollo dentro y remueve bien para que queden completamente cubiertos. Déjalos reposar al menos 15 o 20 minutos, aunque si tienes tiempo, una hora en la nevera mejora mucho el resultado.
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Mientras tanto, prepara el pan rallado (unos 200 gramos). Si lo mezclas con un poco de queso rallado, todavía mejor, porque queda más sabroso. Pasa cada filete del adobo al pan rallado y presiónalo un poco con las manos para que se adhiera bien.
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Si quieres que queden más crujientes, puedes repetir el paso: huevo otra vez y pan rallado de nuevo.
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Calienta abundante aceite de oliva suave en una sartén grande. Cuando el aceite esté bien caliente (unos 170 °C si tienes termómetro, pero si no, basta con que burbujee al meter un trocito de pan), fríe las milanesas. Unos dos o tres minutos por lado suelen ser suficientes, hasta que estén doradas y crujientes.
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Sácalas y colócalas sobre papel de cocina para que escurran el exceso de aceite.
Cómo hacer milanesa de pollo al horno
Si prefieres una versión más ligera pero igual de sabrosa, la milanesa de pollo al horno es una opción estupenda. Lo ideal es precalentar el horno a unos 200 °C y preparar una bandeja con papel de hornear y un chorrito de aceite extendido con una brocha.
Coloca las milanesas separadas, sin amontonarlas, y rocíalas con un poco de aceite por encima para que se doren mejor. Hornearlas durante unos 7 minutos por cada lado suele ser suficiente, aunque dependerá del grosor del filete.
El truco para que no queden secas está en el punto del horneado: si te pasas de tiempo, el pollo pierde jugosidad enseguida. Por eso conviene vigilarlas en los últimos minutos y retirarlas en cuanto el rebozado esté dorado. También puedes añadir una cucharada de queso rallado o un poco de mantequilla al adobo para mantener la carne más tierna. Al sacarlas del horno, déjalas reposar unos minutos antes de servir, así el calor interno termina de cocinarlas sin resecar la carne.
Cómo hacer milanesa de pollo en freidora de aire
La milanesa de pollo en freidora de aire es perfecta cuando quieres algo rápido y con menos grasa, pero igual de crujiente.
- Lo primero es rociar ligeramente la canasta con aceite o usar un spray para evitar que se peguen.
- Coloca las milanesas en una sola capa, sin superponer, y cocínalas a 190 °C durante unos 10 a 12 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción para que se doren por ambos lados.
- Para que no se queden secas, el secreto está en el adobo y en la temperatura: no pongas la freidora demasiado alta ni las dejes más tiempo del necesario. Si las ves doradas antes del tiempo indicado, mejor sacarlas y comprobar la cocción.
- También ayuda añadir unas gotas de aceite sobre el rebozado antes de cocinar, lo justo para conseguir ese efecto crujiente que recuerda a la fritura tradicional, pero sin exceso de grasa.
Te doy un truco que se aleja un poco de la milanesa de pollo tradicional, pero te garantiza una pechuga de pollo empanada en freidora de aire dorada y jugosa: usa copos de maíz en lugar de pan rallado para el empanado:
Consejos para hacer la milanesa de pollo perfecta
- Usa pollo de buena calidad. Las pechugas frescas, sin exceso de agua, son las que mejor resultado dan. Si compras filetes ya cortados, fíjate en que no estén muy finos, porque se secan rápido. Si los cortas tú, intenta que todos tengan un grosor parecido para que se cocinen de forma uniforme.
- El adobo marca la diferencia. No lo saltes ni lo reduzcas al mínimo. El ajo y el perejil no solo aportan sabor, también ayudan a que el pollo quede más jugoso. Si puedes dejarlo reposar una hora, mejor que mejor. El huevo actúa como capa protectora, evitando que la carne se seque.
- Rebozado crujiente. Si te gusta el toque extra crujiente, puedes añadir un puñado de copos de maíz triturados o usar panko, que da una textura más aireada y ligera.
- Controla bien la temperatura del aceite. Si está frío, el rebozado absorberá grasa y quedará pesado; si está demasiado caliente, se dorará por fuera y quedará crudo por dentro. Lo ideal es que burbujee suavemente al contacto, sin humear. No pongas demasiadas piezas a la vez para no enfriar el aceite.
- Conservación y congelado. Las milanesas aguantan bien 2-3 días en la nevera, guardadas en un recipiente hermético. Si quieres congelarlas, hazlo antes de freírlas: colócalas separadas sobre una bandeja, congélalas un par de horas y luego guárdalas en bolsas. Así no se pegan y puedes freírlas directamente sin descongelar.
- Recalentarlas sin que pierdan el crujiente. Si te sobran, lo mejor es pasarlas un par de minutos por el horno o la freidora de aire. Evita el microondas, que las reblandece. Recuperan enseguida su textura y sabor, casi como recién hechas.
Cómo acompañar las milanesas de pollo
La milanesa de pollo es tan versátil que casi cualquier acompañamiento le sienta bien. Lo más clásico, y lo que no suele faltar en casa, son unas patatas fritas bien doradas o un puré de patatas casero, cremoso y con un toque de nuez moscada. Esa combinación es un acierto seguro, sobre todo si tienes niños, porque es de esas comidas que desaparecen del plato en cuestión de minutos.
Si te apetece algo más contundente, puedes preparar un bocadillo de milanesa, con pan crujiente, rodajas de tomate, hojas de lechuga y un poco de mayonesa o mostaza. En casa lo hacemos a veces para cenar, y te aseguro que no deja a nadie con hambre.
Y si quieres ir un paso más allá, tienes la famosa milanesa napolitana, cubierta con tomate frito, jamón cocido y queso fundido por encima; se mete un momento al horno y queda espectacular.
Bueno, ya tienes todo lo que necesitas para preparar una milanesa de pollo perfecta. Es una receta sencilla, que gusta a toda la familia y que se puede adaptar según tus preferencias: frita, al horno o en freidora de aire, con distintos acompañamientos y fácil de conservar o congelar.
Si buscas otras recetas de pollo empanado o rebozado, no puedes dejar de probar el pollo Broaster peruano en freidora de aire, que se caracteriza por su capa crujiente y especiada sin necesidad de freír en mucho aceite, la receta del san jacobo, un clásico relleno de jamón y queso que se sirve caliente y fundido, el cordon bleu, similar al san jacobo pero más fino y con un rebozado dorado que queda perfecto al horno, el pollo crujiente rebozado con cereales, que aprovecha los copos triturados para darle un toque extra crujiente, el pollo al estilo KFC, con su mezcla secreta de especias que le da ese sabor tan característico, y el pollo rebozado en palomitas de maíz, que aporta una textura divertida y muy crujiente para variar un poco el empanado tradicional.
