Cereales con gluten y sin gluten: ¿cuál es cuál?
Si estás intentando reducir el gluten o necesitas evitarlo por completo, es importante saber qué cereales lo contienen de forma natural y cuáles son aptos para personas con celiaquía o sensibilidad al gluten.
Cereales con gluten
Son los más comunes en muchas recetas tradicionales. Contienen una proteína llamada gluten, que es la que da elasticidad a las masas.
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Trigo: el más habitual. Presente en pan, pasta, cuscús y muchísimos productos procesados.
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Cebada: se usa en cervezas, guisos y sopas, y también en la elaboración de maltas.
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Centeno: lo encontrarás en panes más densos y con sabor fuerte, como el pan de centeno o el pan alemán.
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Espelta y kamut: son variedades antiguas del trigo, más digestivas, pero siguen teniendo gluten.
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Triticale: un cereal híbrido entre trigo y centeno, poco común en cocina casera, pero también con gluten.
Cereales sin gluten
Estos no contienen gluten de forma natural y son aptos para celíacos (siempre que no haya contaminación cruzada).
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Arroz: blanco, integral, salvaje… uno de los más versátiles y seguros.
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Maíz: presente en forma de polenta, tortillas, copos o harina de maíz.
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Mijo: pequeño y redondo, perfecto para guisos o desayunos.
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Quinoa: técnicamente una semilla, pero se usa como cereal. Alta en proteína y muy saciante.
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Amaranto: también es una pseudocereal, con un alto valor nutricional.
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Sorgo: poco conocido, pero ideal para harinas sin gluten y recetas dulces o saladas.
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Avena certificada sin gluten: aunque la avena es naturalmente libre de gluten, suele estar contaminada, así que es clave buscarla certificada.
Consejos para cocinar con cereales
Hay vida más allá del arroz y la pasta. Los cereales dan mucho juego, y con estos consejos, puedes sacarles todo su potencial:
1. Enjuaga antes de cocer
Especialmente si usas quinoa, mijo o avena, enjuagarlos con agua fría elimina el polvo o el amargor natural (como las saponinas de la quinoa). También ayuda a que no se apelmacen.
2. Respeta los tiempos y cantidades de agua
Cada cereal tiene su medida. La quinoa necesita 2 partes de agua por 1 de cereal, el arroz integral algo más de tiempo que el blanco, y el bulgur ni siquiera requiere cocción, solo reposo con agua caliente.
3. Aprovecha sobras
Cualquier cereal cocido que te sobre se puede convertir al día siguiente en una ensalada fría, un salteado o incluso en tortitas o hamburguesas vegetales. No se tira nada.
4. Úsalos en desayunos
La avena cocida (tipo porridge), la quinoa con yogur y frutas, o el mijo con leche vegetal son opciones saciantes y mucho más completas que unos cereales de caja.
5. Mézclalos con legumbres y verduras
Un bol de arroz integral con garbanzos y verduras asadas puede ser un plato único, equilibrado y muy completo. También puedes usar cuscús con lentejas o trigo sarraceno con setas
Beneficios de incluir cereales en tu dieta
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Aportan energía y saciedad: gracias a su contenido en carbohidratos complejos y fibra.
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Fuente de vitaminas del grupo B: importantes para el metabolismo y el sistema nervioso.
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Ricos en minerales: como hierro, magnesio o zinc, sobre todo si usas cereales integrales.
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Versatilidad total: los puedes adaptar a platos fríos o calientes, dulces o salados, y combinarlos con ingredientes de temporada.