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Hay platos que, aunque no sean de aquí, terminan haciéndose un hueco en nuestras mesas. Uno de los que se ha hecho hueco en los desayunos o almuerzos especiales de mi familia son los huevos rancheros. Tiene todo lo que apetece cuando hay hambre de verdad: pan, huevo, tomate y algo picante que da alegría.
En México los sirven con tortillas calientes, salsa picante y frijoles, una combinación sencilla pero llena de sabor. Pero si tienes niños, puedes ajustar el nivel de picante y hacer una versión más suave sin perder la gracia, es lo que hago yo en casa.
En las próximas líneas te cuento cómo preparar la receta de huevos rancheros paso a paso, con la salsa casera, mis trucos para que el huevo quede en su punto y varias ideas para acompañarlos. Ya verás que, aunque parezcan de otro mundo, en realidad son tan fáciles como sabrosos.
Receta de huevos rancheros
Ingredientes
- 4 huevos
- 4 tortillas de maíz
- 400 g de tomate triturado natural
- 1 cebolla mediana
- 1 diente de ajo
- 1 chile jalapeño o guindilla (al gusto)
- 1 pimiento rojo
- 1 cucharadita de comino molido
- ½ cucharadita de pimentón dulce
- Sal al gusto
- Pimienta negra molida
- Aceite de oliva virgen extra
- Cilantro fresco (opcional)
- 150 g de frijoles refritos o alubias cocidas (opcional)
Cómo hacer huevos rancheros
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Lo primero es preparar la salsa. En una sartén amplia añade un chorrito de aceite de oliva y pon a pochar una cebolla picada junto con un diente de ajo durante unos minutos, hasta que empiecen a dorarse un poco.
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Luego incorpora un pimiento rojo troceado y un chile jalapeño o guindilla (si te gusta el picante), y deja que se cocinen juntos a fuego medio.
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Cuando las verduras estén blandas, añade los 400 g de tomate triturado, una cucharadita de comino, media cucharadita de pimentón, una pizca de sal y un poco de pimienta. Remueve bien y deja que la salsa se haga a fuego suave unos 15 minutos, hasta que espese ligeramente. Si ves que se seca demasiado, puedes añadir un chorrito de agua.
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Mientras tanto, calienta una sartén pequeña con un poco de aceite y pasa las tortillas de maíz por ambos lados durante unos segundos, solo para que se ablanden y cojan temperatura. No deben tostarse demasiado, solo calentarse lo justo para que estén flexibles.
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En esa misma sartén, o en otra si prefieres, fríe los huevos uno a uno con un poco de aceite. A mí me gusta dejar la yema tierna, pero eso va en gustos. Puedes hacerlos también a la plancha si buscas algo más ligero. Lo importante es que la clara quede cuajada y la yema no se pase demasiado.
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Para montar el plato, coloca una tortilla, unta un poco de los 150 g de frijoles refritos, pon encima un huevo frito y cúbrelo con un par de cucharadas de salsa caliente. Si te apetece, termina con unas hojas de cilantro fresco o jalapeño en rodajas para dar color.
Consejos para hacer huevos rancheros
- Elige bien la tortilla: Las tortillas de maíz frescas siempre dan mejor resultado, y si tienes tiempo para hacer tortillas de maíz caseras, ya ni te cuento. Un truco es calentarlas un par de segundos en la sartén antes de montarlas para que queden flexibles y no se rompan al servir.
- Huevos en su punto: A mí me encanta dejar la yema tierna, pero si prefieres que esté más hecha, puedes tapar la sartén unos segundos. Si quieres hacerlos más ligeros, puedes hacer los huevos fritos en freidora de aire o a la plancha en lugar de fritos. Lo importante es que la clara quede cuajada y la yema al gusto, así cada huevo mantiene su textura y sabor.
- Controla el picante: El chile jalapeño o la guindilla le dan alegría, pero si hay niños, mejor añadir menos o retirarlo antes de servir. También puedes usar pimiento rojo extra y un poco de pimentón ahumado para que la salsa tenga sabor sin quemar las bocas más sensibles.
- Espesa la salsa si es necesario: A veces el tomate suelta mucho líquido y la salsa queda demasiado ligera. Puedes dejarla reducir a fuego lento unos minutos más, o añadir un poquito de tomate concentrado. Así la salsa queda perfecta para cubrir los huevos sin que se “escape” por el plato.
- Frijoles y acompañamientos: Si decides poner frijoles refritos, caliéntalos bien y úntalos finitos sobre la tortilla. También puedes añadir queso rallado justo antes de servir; se funde con el calor de la salsa y le da un toque cremoso.
- Conservación y congelación: Los huevos rancheros se disfrutan mejor recién hechos, pero si sobra salsa, se puede guardar en un recipiente hermético en la nevera hasta 3 días. No puedes congelar los huevos fritos, pero la salsa y los frijoles sí se pueden congelar por separado hasta 2 meses. Luego solo hay que recalentar suavemente y montar de nuevo.
Cómo acompañar huevos rancheros
Lo típico es acompañarlos con frijoles refritos, aunque también puedes usar alubias cocidas o negras. A mí me gusta ponerlos en la base de la tortilla y un poco al lado del plato para que cada uno se sirva a su gusto. Dan consistencia y hacen que el plato sea más completo, sobre todo si es un desayuno tardío o un brunch. Si quieres hacer la comida más contundente, un poco de arroz blanco o integral queda muy bien.
El queso fresco desmenuzado, el queso rallado o incluso un poco de crema agria encima hacen que el plato sea más jugoso y cremoso. Además, unos trozos de aguacate o guacamole al lado le dan un toque fresco y suave que contrasta con la salsa caliente y aportan grasas saludables que hacen que el plato sea más saciante.
La verdad es que los huevos rancheros son de esos platos que son una ya una fiesta por sí solos. A mí me gusta jugar con la salsa, el picante y los acompañamientos según el día y los niños, y lo bonito es que cada uno puede montar el plato a su gusto. Así que ya sabes, prueba esta versión casera, ajusta lo que quieras y disfruta… ¡que siempre merece la pena!
Si buscas otras recetas mexicanas, no puedes dejar de probar el mole poblano, una salsa rica y compleja con chocolate y especias que se sirve sobre pollo o pavo, la receta de chiles en nogada, que combina pimientos rellenos con una salsa de nuez cremosa y granada, los tacos al pastor, con carne marinada y piña, típicos de las calles de Ciudad de México, las enchiladas, tortillas rellenas de pollo o queso bañadas en salsa roja o verde y gratinadas al horno, y los chilaquiles, un plato de desayuno que mezcla totopos crujientes con salsa, queso y huevo, ideal para empezar el día con mucho sabor.
